Abramos bien los ojos y actuemos . (Esta es la imagen que no quieren que veamos)

Ahora que casi todo el mundo político, así como la ciudadanía, pretenden defender la sostenibilidad y la mejora del medio ambiente, aquí, en Donostia, estamos a punto de sufrir una barbaridad urbanística. En Amara Zaharra – San Bartolomé se eliminará una zona verde que estaba destinada a la creación de un Parque público accesible de 4000 m2.

En ese lugar, el fondo de inversiones construirá un centro comercial ilegal, que precisa una obra de excavación de 50 metros con el vaciado de la ladera de San Bartolomé, un suelo público calificado como zona verde en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de San Sebastián. Esa parcela municipal, respetada durante siglos como entorno de un cerro vinculado a destacados episodios de la historia y memoria de la ciudad, va a desaparecer. Borran así un paisaje que está protegido por dos Sentencias y un Plan de Protección de bienes culturales locales. 

Es una decisión equivocada del Ayuntamiento que arranca con la modificación del PGOU en 2015, se revalida en 2023 con un Plan Especial para el desarrollo del centro comercial y obedece a un objetivo no confesado por la Alcaldía. Me refiero a la obtención desmedida de plusvalías urbanísticas. Todo ello, innecesario e insostenible, se hace sin debate público y sin transparencia. 

Muchos imaginan que el artefacto comercial, un proyecto de 24.000 m2 que representa un urbanismo especulativo y que les lleva a levantar un edificio de diez plantas con una “capa verde” encima de sus paredes, se construiría, como por arte de magia, bajo la ladera. Pero no hay magia posible; se producirá un arrasamiento previo de la ladera e incluso de la memoria.

La herida al paisaje natural; la renuncia a recuperar dicha ladera para ordenar un Parque urbano singular en pleno Ensanche Romántico de Cortazar, accesible y con arbolado frondoso; la creación de un parking de rotación, precisamente en una Zona de Bajas Emisiones; las complejas obras de cuatro años con impactos para el vecindario y el comercio del entorno; las afecciones al transporte público y privado; así como la pérdida de un patrimonio cultural. Y va a ocurrir si no lo remediamos de modo cívico.

La imagen del vaciado, que no quieren enseñar, tiene que servir para abrir bien los ojos a muchos donostiarras y -en una manifestación de ingenuidad por mi parte- a quienes gobiernan la ciudad. Obsérvala y reflexiona. Pero, además, difúndela con ganas.

Odón Elorza / Donostia-San Sebastián, 22 de marzo de 2025. 

Ciudadano adherido a la plataformasanbartolome.com 🍁

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